¿Cuánto cuesta Limarme el caballete de la nariz?
La giba de la nariz o vulgarmente llamado «caballete o joroba de la nariz» es una preocupación frecuente en muchos pacientes que solicitan una rinoplastia.
Muchos pacientes piensan que esta giba puede limarse y de esta manera ya quedaría solucionado el problema. Es por ello que muchos pacientes solicitan presupuesto para limar “el caballete” como si este fuese un tema fácil de resolver.
El tratamiento de la giba nasal requiere ser cirujano y especialista en rinoplastias, pues es muy importante la valoración correcta del problema para poder ofrecer una solución correcta.
Como decía, la mayoría de los pacientes que solicitan una rinoplastia quieren reducir el dorso. Esta área anatómica se extiende desde la raíz nasal hasta la punta, y está formado en su parte proximal por los huesos nasales y distalmente por la unión de los cartílagos laterales, y separando cada mitad el borde anterior del tabique (lo que separa una fosa nasal de la otra).
Cuando tenemos una giba puede ser predominantemente ósea o de predominio cartilaginoso. En ocasiones es realmente por un exceso de tejido, y en estos casos está indicado una resección del dorso (ya sea mediante lima, escoplo o sierra). Sin embargo, en ocasiones la giba se produce como consecuencia de un Angulo frontonasal bajo, presentando en ocasiones una giba en pacientes con nariz pequeña. En estos casos sería contraproducente disminuir el dorso requiriendo en estas ocasiones el uso de material de relleno en la raíz nasal para rectificar el dorso. También nos encontramos pacientes que presentan las dos características, requiriendo una disminución de la giba y un aumento a nivel de la raíz nasal.
Como podéis ver, la rinoplastia del dorso nasal no es un tema tan sencillo y disponemos de varias posibilidades para solucionar problemas en apariencia similares.
Por otra parte, tampoco podemos pensar en la nariz como en un trozo de barro o «plastilina» que podemos ir limado sin mas. El dorso nasal está formado como hemos podido ver por diferentes estructuras que, si son tratadas de forma incorrecta, pueden dar problemas funcionales.
Para que se entienda, hay que pensar en la giba nasal como en un techo a dos aguas que presenta un refuerzo central (una pared en medio). Si cortamos la parte superior nos quedará abierta, por lo que es preciso cerrar esta zona abierta. Para cerrarlo necesitamos que los laterales se muevan. Para esto necesitamos romper el hueso en la parte inferior de cada lado.
Por otra parte, hay que pensar que debajo de esta estructura del techo que la forman el hueso en la parte superior, el tabique en la parte central y los cartílagos laterales por debajo de los huesos nasales, nos encontramos la mucosa nasal (la mucosa que vemos desde las fosas nasales) y es importante el máximo respeto por este tejido sino queremos tener problemas.
En resecciones excesivas podemos encontrarnos con colapso de la parte cartilaginosa al coger aire (dorso nasal pinzado). En ocasiones, después de reducir dorsos de narices que requieren una gran resección o que tienen huesos nasales cortos colocamos unos injertos cartilaginosos obtenidos del tabique nasal entre el borde anterior del tabique y el cartílago lateral con el propósito de mantener el ancho normal y así evitar este colapso.
Es decir, si en una rinoplastia queremos reducir el dorso es preciso valorar todas las estructuras que forman parte de esta zona. Esto requiere tocar otras zonas además de la giba para tener un buen resultado, y todo ello requiere tener formación específica en rinoplastia.