Las mamas tuberosas, tubulares o caprinas, son una malformación congénita no hereditaria aunque sí con cierto agrupamiento familiar que afecta a un gran número de mujeres. Se manifiesta en el momento que se desarrolla el pecho en la mujer.

 


 

También conocidas como mamas tubulares o caprinas, son una malformación congénita no hereditaria. Sin embargo, sí cuentan con cierto agrupamiento familiar que afecta a una gran cantidad de mujeres. Las mamas tuberosas se manifiestan en el momento en que se desarrolla el pecho. 

Cuentan con características concretas, por lo que a continuación se explora dicha condición, cómo se puede identificar y cómo una operación mamas tuberosas puede modificar y mejorar su forma y aspecto. 

¿Qué son las mamas tuberosas?

Los pechos tuberosos o tubulares vienen determinados por una serie de factores distintivos, entre los que destacan: forma tubular, areolas grandes, hernia areolar (protrusión de parte de la glándula en la zona areolar), surco submamario alto, separación mamaria y también frecuente asimetría mamaria. 

En numerosas ocasiones, una mujer no siempre es consciente de que cuenta con mamas tubulares, puesto que existen varios grados para identificar esta malformación. Estos van desde leves hasta severos, atendiendo a las particularidades de cada paciente.

¿Cómo se desarrollan las mamas caprinas?

Es durante el período de la pubertad cuando se empiezan a manifestar los signos de posibles mamas tuberosas. En aquellos casos más graves, esto puede contribuir a que los pechos adquieran una forma similar a un tubo, en lugar de presentar una base redonda y natural. Asimismo, la areola suele ser más grande y se localiza cerca del extremo del seno. 

Cabe destacar que este tipo de deformidad es más común de lo que se piensa, por lo que las mujeres suelen ser conscientes del aspecto ‘anormal’ de sus pechos, si bien no todos los casos entienden la posible gravedad. 

En algunos casos las diferencias son notorias, pudiendo presentar un seno pequeño y tubular y el otro de tamaño normal, o bien ambos con anomalía pero de diversas dimensiones. Habitualmente la corrección mediante operación mamas tubulares se practica después de la pubertad, una vez el desarrollo está completo. Salvo algunos escenarios graves, que puede hacerse antes.

¿Cómo identificar el pecho tuberoso?

Las particularidades que se listan más abajo permiten reconocerlo, en la mayoría de ocasiones pudiendo evidenciarse en una simple inspección de la paciente: 

  • Restricción de la piel, tanto horizontalmente por debajo del seno como verticalmente en la parte interna. 
  • Reducción del volumen del tejido mamario.
  • Elevación anormal del surco submamario.
  • Pseudohernia del tejido mamario a través de la areola. 
  • Areolas grandes.

Causas y tipos de mamas tubulares

Dos aspectos se juntan para determinar cuál es el origen. Por un lado, la mínima investigación sobre esta deformidad y, por el otro, el hecho de que un número considerable de mujeres no buscan ayuda, ya que no son plenamente conscientes de padecerlas. 

En general, esta condición es esporádica y no se transmite hereditariamente. Lo que sí se ha observado es que la mayor incidencia se da en mujeres con asimetría mamaria, lo que sugiere una posible relación. 

Así pues, las causas no están claras. Pero una de las teorías que toma más protagonismo es la existencia de una brida fibrosa entre la piel y el tórax. Esta podría impedir una expansión inadecuada del tejido mamario a lo largo de su desarrollo. Dependiendo de las particularidades, la gravedad de la deformidad varía, por lo que no siempre se recurre a operación mamas tuberosas. 

La siguiente clasificación permite una planificación preoperatoria adecuada, con tal de elegir el procedimiento quirúrgico ideal:

  • Tipo I. Hipoplasia del cuadrante medial inferior.
  • Tipo II. Hipoplasia de ambos cuadrantes inferiores. 
  • Tipo III. Hipoplasia de los cuatro cuadrantes.

Operación mamas tuberosas

La cirugía plástica mamaria es la única forma de tratarlas, y hay diversas técnicas para corregir la deformidad. El protocolo quirúrgico debe planificarse de manera personalizada para corregir todas las características de la malformación. 

Para su abordaje se requiere un enfoque amplio y sistemático: sólo al comprender las particularidades anatómicas específicas de la deformidad es posible apostar por el procedimiento óptimo. Los pilares imprescindibles para una buena reconstrucción de mamas tuberosas Barcelona son: 

  • Reducción del tamaño de la areola.
  • Aumento de la cantidad de piel en el polo inferior del pecho. 
  • Descenso del surco submamario. 
  • Reubicación de la glándula mediante colgajos o cortes. 
  • Aumento del volumen mamario mediante prótesis o injerto de grasa. 

Tratar de corregir la anomalía mediante la implantación de prótesis es común, sin embargo con ello no se aborda el desequilibrio del tejido glandular ni la deficiencia de piel en los cuadrantes inferiores de las mamas. Esto puede dar lugar a un efecto “de doble burbuja”

Si esta condición ya está presente y se desea conservar la prótesis, la opción óptima puede ser la corrección mediante lipofilling de mamas, es decir, injertos de tejido graso obtenidos mediante liposucción de otra parte del cuerpo. 

Los implantes utilizados son, mayoritariamente, las prótesis anatómicas anchas y ubicadas en plano subglandular o submuscular parcial. Corregir esta deformidad con implantes representa un desafío importante para el cirujano plástico, y aunque generalmente se obtiene un buen resultado en un solo tiempo quirúrgico, en ocasiones puede requerir una segunda intervención. 

Tras las intervenciones de mamas tuberosas Barcelona, ocasionalmente se observan ciertas cuestiones. Los contratiempos más comunes son la contractura capsular, la persistencia de asimetría entre ambas mamas, un doble contorno en el polo inferior y el desplazamiento de los implantes hacia arriba. 

Para que las mamas tuberosas puedan ser corregidas y mejoradas mediante cirugía plástica es imprescindible contar con un equipo médico especialista. Se requiere un diagnóstico y enfoque personalizado y una planificación detallada, así como la práctica de técnicas avanzadas que permiten abordar cada caso de la manera adecuada. Así se ofrece a las pacientes una solución ajustada para mejorar su aspecto y su autoestima.

Preguntas frecuentes

  • Me han operado de mamas tuberosas y se me ve la mama partida en el polo inferior. ¿Se puede mejorar?

    Para prevenir el doble contorno, es esencial compensar el déficit de tejido en el polo inferior. Si la paciente no ha sido intervenida y carece de tejido en esta zona, usualmente optaríamos por utilizar prótesis anatómicas. También realizaríamos incisiones transversales en el polo superior y medio para intentar expandir la glándula hacia la zona deficitaria o usar un colgajo glandular para suplir el defecto en la parte afectada del polo inferior. 

    En casos donde la paciente ya ha sido operada y presenta este doble surco, hemos obtenido excelentes resultados con el lipofilling (trasplante de tejido graso obtenido a través de liposucción de otra área del cuerpo). Estos injertos permiten rellenar el defecto y mejorar la calidad del tejido a través de un procedimiento mínimamente invasivo, sin necesidad de hospitalización.

  • ¿Puede corregirse una mama tuberosa solo mediante injertos de tejido graso?

    A pesar de que la técnica conocida como lipofilling ofrece muy buenos resultados en el aumento mamario, considero fundamental que la forma previa de la mama sea adecuada. Sería complicado lograr resultados satisfactorios utilizando solo esta técnica.

  • ¿Cómo podemos corregir un desplazamiento del implante?

    En estos escenarios, la única manera de rectificar el defecto es readaptando el bolsillo y abordando la constricción en caso de que persista.

  • ¿Cuándo está indicada la corrección de la mama tuberosa?

    La corrección es recomendable siempre que preocupe a la paciente. Esta intervención es una de las más gratificantes en cirugía estética, tanto para el médico como para la paciente. Sin embargo, las mujeres con tuberosidad deben estar plenamente informadas sobre su condición y las posibles complicaciones que a veces implica su tratamiento.

    Este procedimiento, en muchos casos, puede conllevar un cambio en los hábitos de vida y aportar gran confianza, especialmente si la deformidad causaba complejos. Algunas pacientes comienzan a realizar actividades que antes evitaban, como usar bikini o cambiarse con confianza en el gimnasio sin temer miradas ajenas. Este sentimiento es, en cierto modo, similar al que experimentan muchas mujeres tras una reconstrucción post-mastectomía.