La otoplastia es una técnica quirúrgica diseñada para mejorar la forma, la posición o la proporción de las orejas. Se trata de un procedimiento al que recurren, generalmente, pacientes que se sienten acomplejados por tener orejas de soplillo, pero también para tratar algunas deformidades causadas por lesiones.
La cirugía de orejas ofrece resultados casi inmediatos, especialmente en casos de orejas de soplillo. Aunque la nueva forma de las orejas después de una operación como esta suele cumplir con los estándares de los pacientes, puede haber casos en los que se necesite algún ajuste. A continuación, hablamos de las situaciones en las que son necesarios algunos retoques después de una otoplastia.
¿En qué consiste una otoplastia?
La otoplastia se lleva a cabo normalmente con anestesia local, aunque también se puede optar por la sedación o anestesia general dependiendo del paciente. La cirugía conlleva incisiones estratégicas (generalmente en la zona ubicada detrás de la oreja) para crear o aumentar el pliegue del antehélix y reducir la anchura de la concha auricular, la parte más grande y profunda del oído externo.
Así, el cirujano procede a plegar o cortar el exceso de cartílago para dar forma a las orejas de acuerdo con los objetivos estéticos del paciente. Posteriormente, se adapta la piel para lograr una apariencia natural y armoniosa. Para finalizar, las incisiones se suturan de forma fina y precisa y se aplica un vendaje compresivo alrededor de las orejas para protegerlas durante el postoperatorio.
Resultados de una otoplastia
La cirugía de orejas puede generar resultados visibles de manera casi inmediata, especialmente cuando se trata de orejas prominentes. Después de retirar los apósitos que mantienen la forma corregida, se puede observar la nueva posición y contorno de las orejas. Con el tiempo, los pacientes suelen notar una notable mejora en su autoestima y confianza, ya que esta intervención tiene el potencial de beneficiar también la salud emocional y el bienestar general de quien la recibe.
No obstante, existen casos en los que los resultados de la otoplastia no son los esperados. Esto puede pasar por diversos motivos:
- El resultado es asimétrico. Aunque las orejas nunca son exactamente iguales ni están siempre a la misma altura, puede que el resultado de la otoplastia sea visiblemente asimétrico. En este caso, según las preferencias del paciente, puede realizarse algún retoque.
- Cambios en la posición de la oreja. Si la oreja pierde completamente aquello que se había corregido en la intervención, puede ser necesario volver a pasar por quirófano para un ajuste. Esto ocurre cuando la oreja vuelve a estar “despegada”. Del mismo modo, puede que la oreja no quede “naturalmente” pegada, lo que puede llevar al paciente a una otoplastia secundaria.
Retoques después de una otoplastia
Si te has realizado una otoplastia y estás insatisfecho con el resultado, no te preocupes porque, por suerte, esta situación puede solucionarse. En estos casos, lo más común es volver a pasar por quirófano para que el cirujano intervenga la zona de nuevo y realice los retoques necesarios. En esta segunda otoplastia, el profesional corregirá los aspectos que no hayan quedado como el paciente esperaba. Lo recomendable es esperar entre 3 y 6 meses tras la primera intervención para realizar retoques después de una otoplastia. No obstante, estos no suelen ser necesarios si se acude a un profesional con experiencia.
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